(Valencia, 14 de Abril de 2015, #DeFrente)
Frente a Frente
MUJER Y
REVOLUCIÓN. UNA MIRADA HISTÓRICA (Segunda parte). Por Dalia Correa
Como decíamos en
el cierre de la primera parte de nuestro artículo, dadas las contradicciones de
las revoluciones liberales, cuyas grandes conquistas no consideraron de manera
igualitaria los derechos para la mujer, se inició un movimiento denominado feminismo.
A juicio de Nash y Tavera (1995: 58) “El feminismo ha sido, como movimiento
social, una de las manifestaciones históricas más significativas de la lucha
emprendida por las mujeres para conseguir sus derechos.”
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Flora Tristán |
Los primeros
movimientos feministas estuvieron dirigidos por mujeres de procedencia burguesa
y a pesar de que sus planteamientos eran interclasistas, sus ideas no lograron
penetrar ampliamente en los ambientes obreros. Flora Tristán (1803-1844) “una
mujer sola contra el mundo” (cf. Sánchez, 1992), hija de un criollo peruano y
una francesa, es considerada la gran pionera del feminismo socialista. En su
obra Unión Obrera (1977), publicada originalmente en 1843, dedica un capítulo a
la situación de las mujeres. En su texto plantea lo siguiente: A vosotros,
obreros que sois las víctimas de la desigualdad de hecho y de la injusticia, a
vosotros os toca establecer al fin sobre la tierra el reino de la justicia y de
la igualdad absoluta entre la mujer y el hombre. Dad un gran ejemplo al mundo
(...) y mientras reclamáis la justicia para vosotros, demostrad que sois
justos, equitativos; proclamad, vosotros, los hombres fuertes, los hombres de
brazos desnudos, que reconocéis a la mujer como a vuestra igual, y que, a este
título, le reconocéis un derecho igual a los beneficios de la unión universal
de los obreros y obreras. (p. 125).
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August Bebel |
En el mundo de
los hombres, fueron Karl Marx (1818-1883), Friedrich Engels (1820-1895) y
August Bebel (1840-1913) los que establecieron las bases del pensamiento
socialista sobre la “cuestión de la mujer”. Engels (2004), en su libro “El
origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”, publicado
originalmente en 1884, hacía equivalente la dominación de clase con la
dominación de la mujer por el hombre. Sin embargo, para él como para Marx, la
emancipación de la mujer sólo se haría realidad tras una revolución socialista
que liquidara el capitalismo. En consecuencia, la lucha de las mujeres debía
subordinarse, o como mucho ir unida, a la lucha de clases, ya que, de hecho, no
había diferencia alguna de objetivos. Para Marx y Engels, la igualdad política
entre los sexos era una condición necesaria para la plena emancipación de la
sociedad. Además, los fundadores del socialismo científico entendían que la
base fundamental de la emancipación femenina era su independencia económica
frente al hombre. Sin embargo, tal como planteaba Bebel (1980:117) “no se crea
que todos los socialistas sean emancipadores de la mujer; los hay para quienes
la mujer emancipada es tan antipática como el socialismo para los
capitalistas”. A pesar de que los socialistas utópicos fueron los primeros en
abordar el tema de la mujer, existen numerosos testimonios del dilema que se
les presentaba a las mujeres socialistas. Aunque suscribían la tesis de que la
emancipación de las mujeres era imposible en el capitalismo –explotación
laboral, desempleo crónico, doble jornada, etc.- eran conscientes de que para
sus camaradas y para la dirección del partido la “cuestión femenina” no era
precisamente prioritaria. Más bien se la consideraba una mera cuestión de
superestructura, que se solucionaría automáticamente con la socialización de
los medios de producción, y, en el peor de los casos, “una desviación peligrosa
hacia el feminismo”. Esto no impidió que las mujeres socialistas se organizaran
dentro de sus propios partidos; se reunieran para discutir sus problemas
específicos y crearan, a pesar de que la ley les prohibía afiliarse a partidos,
organizaciones femeninas.
En nuestra
tercera y última parte de este trabajo estaremos recreando, entre otros
aspectos, el liderazgo de Clara Zetkin
(1857-1933), considerada la fundadora del movimiento socialista femenino, y el
silenciado papel de Francisco de Miranda (1750-1816) en esto de la mujer y revolución.
Nota: Publicado en Diario Notitarde, Lectura Tangente 8/3/2015
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