| Valencia, 28 de julio de 2015, #DeFrente
¿Y Bolívar? ¡Transformando a la Universidad! Por Dalia Correa
Hoy,
cuando conmemoramos 232 años del Natalicio del Padre de la Patria, no podemos
dejar de escribir sobre ese ser humano tan seductor, tan visionario, tan
especial como lo es Simón Bolívar.
Del
ideario de “El Libertador”, mucho se ha hablado. Han sido múltiples los
pinceles, las plumas y las teclas que a lo largo de la historia han dibujado a
Bolívar. Si usted consulta en Google, en
menos de un segundo logrará saber que al menos doce millones de páginas hablan
de él.
Como
tesoros tengo los textos de “Bolívar para Todos” de Luis Acosta Rodríguez
(1979) y la colección completa (12 tomos) de la Biblioteca Simón Bolívar, cuyos
dos primeros textos están dedicados a “El Libertador” (1976) en la Visión de
Augusto Mijares y 6 de los libros compendian las cartas, manifiestos, decretos,
discursos, proclamas y artículos de periódicos escritos por el Libertador.
De
esos escritos de Bolívar destacan por sus ideas en torno a la educación el
artículo referido a la “Instrucción Pública” y la carta que escribe a la
Universidad de Virginia (EEUU) donde estudiaba su sobrino, en la que indica el
“Método que se debe seguir en la educación de mi sobrino Fernando Bolívar”.
De
la lectura de estos dos textos podemos evidenciar que para Bolívar la educación
era fundamental. En sus palabras: “El Gobierno forma la moral de los Pueblos,
los encamina a la grandeza, a la prosperidad, y al poder. ¿Por qué? Porque
teniendo a su cargo los elementos de la sociedad, establece la educación
pública y la dirige”.
Bajo
esa consigna de una educación pública y dirigida por el Estado, Bolívar
desarrolló todo un proyecto educativo que incluyó el nivel universitario.
Muchas son las acciones que evidencian su preocupación por los estudios
universitarios; en Lima, Bogotá y Caracas estableció reformas,
reorganizaciones, de las principales casas de estudios “superiores”.
Quiero
destacar, por su vigencia actual, la denominada “Reforma Universitaria de
1827”, la cual estuvo precedida por un “Un Decreto del Libertador de Grande
Importancia para la Universidad de Caracas” de 22 de enero de 1827, compuesto
por apenas 5 artículos, en donde quedan revocados los estatutos de dicha
Universidad “en cuanto sean contrarios… al decreto”.
El 24 de junio de 1827, se decretan “Los Estatutos Republicanos de la
Universidad Central de Caracas” compuesto por 289 artículos, concebidos a la
luz de los principios republicanos. Bolívar fue el abanderado de esta reforma
como Jefe del Estado; José María Vargas, quien fue llamado por el Libertador, a
ocupar la posición de primer Rector de la Universidad y José Rafael Revenga.
Rompió así Bolívar con una institución
universitaria diseñada para servir exclusivamente a los monarcas, a la nobleza
y al clero; suprimió disposiciones anacrónicas y absurdas, no adecuadas con
aquellos tiempos republicanos, con el nuevo clima de libertad e igualdad
social.
Algunos de los cambios radicales fueron, entre
otros, la eliminación de la figura de Cancelario, encargado de revisar las
tesis de grado de los estudiantes, y así evitar, que en el documento académico
se mencionaran los libros de los teólogos jesuitas y de otros enciclopedistas.
También se prescindió la norma que reservaba la enseñanza universitaria para
las clases pudientes, “para las personas de tez blanca, sin mancha de negro,
indio o mulato”.
De igual modo deja de tener vigencia la "vista et
moribus" (tipo de carta donde se demostraban la vida de buenas
costumbres) y aquello que establecía que sólo Doctores en Medicina podían tomar el
papel de Rectores; el latín deja de ser la
lengua en la que se dan las clases y se comienzan a impartir nuevas cátedras y
son agregadas otras carreras.
Otro elemento fundamental es la importancia que da
Bolívar a la formación científica de los catedráticos universitarios: “La
decencia, el decoro, la urbanidad, la cultura en el idioma, todo debe recluir
en los maestros, a fin de que con estas lecciones prácticas formen buenos
discípulos”.
Concibe así Bolívar la universidad de base popular,
de puertas abiertas, sin discriminación. Otrora, como hoy, se requiere
reivindicar una universidad al servicio de las mayorías, sin exclusiones. Se
impone una Ley de Universidades o de Educación Universitaria que responda al
sentir del pueblo. Hasta cuándo esperamos?
Publicado en Lectura Tangente, Notitarde, 26/7/2015
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