(Valencia, 23 de marzo de 2015, #DeFrente)
Bauman : “Nuestras
sociedades expulsan a poblaciones enteras fuera del cuerpo social”
Existen varias lecturas para tratar de comprender el atentado contra Charlie Hebdo.
El multiculturalismo de fachada de nuestras sociedades que excluyen a los más humildes es una de esas lecturas, estima el célebre pensador Zygmunt Bauman. 14/1/2015
El filósofo y sociólogo polaco-británico de origen judío es un gran intérprete de la modernidad, que diluye las estructuras complicadas de nuestra vida en un continuum “líquido” y de huida. “El asesinato político es una forma de violencia directamente ligada a los antagonismos humanos, difíciles de erradicar”, afirma Bauman al diario italiano Corriere della Sera.
¿En qué difiere la violencia política dirigida contra Charlie Hebdo de las otras?
Hay que subrayar una primera diferencia con los atentados del 11 de septiembre de 2001, dirigidos no contra personajes conocidos o juzgados responsables de crímenes, sino contra símbolos de poder económico y militar, el World Trade Center y el Pentágono. Atacando esos objetivos de un gran valor mediático, el asalto del 7 de enero de 2015 refleja al contrario, la conciencia pública de un deslizamiento progresivo del poder real hacia sitios donde se crean las opiniones.
Además, el ataque contra el semanario fue concebido como un acto de venganza “personal”, en boga después del pronunciamiento (fatwa) lanzado por el Ayatollah Khomeini en 1989 contra Salman Rushdie por sus Versos Satánicos. Si el 11 de septiembre de 2001 “despersonalizaba” la violencia, esforzándose en provocar el más grande número de víctimas y de acaparar la atención, el 7 de enero responde a la desinstitucionalización y a la individualización de la condición humana en nuestra sociedad. En este contexto, los que fabrican y distribuyen la información se convierten en los protagonistas del vivir juntos.
Un vivir juntos amenazado por el sentimiento de alienación que las minorías étnico-religiosas soportan a menudo en sociedades fragmentadas. ¿Cómo el caso del Islam se inserta en este mecanismo? ¿La tragedia de París, ciudad paradigma de los valores occidentales, abre un nuevo capítulo de la guerra secular entre las civilizaciones y las religiones?
Las lecturas de estos últimos días focalizadas sobre el antagonismo entre el cristianismo y el islam contienen una parte de verdad, pero no pueden abarcar la totalidad de un fenómeno complejo. El elemento decisivo para comprender las nuevas dinámicas debe ser buscado, en mi opinión, en un mundo marcado por las diásporas. El vecino con quien compartimos calles, estructuras públicas, escuelas y lugares de trabajo era todavía ayer, un extranjero lejano. Y a la inversa de lo que sucede en la dimensión virtual y en las redes “sociales”, no es posible suprimir o ignorar con un clic, diferencias casi demasiado reales, irreconciliables con nuestro punto de vista.
¿Cuál respuesta aportar? Ud. sostiene que la fuerza de la moral reside en la libertad consciente del “yo”, y no en el poder coercitivo de un “nosotros” impersonal. ¿El rechazo del fundamentalismo parte de allí?
En su primera Exhortación apostólica: Evangeli Gaudium (del 24 de noviembre de 2013), el Papa Francisco ha puesto el dedo sobre la gran sumisión, nuestra capitulación ante un capitalismo licencioso, desenfrenado, ciego a la miseria humana. Ustedes no encontrarán respuesta más profunda y exhaustiva a esta pregunta. El soberano pontífice denunció esta cultura de “paria”, que va más allá de la explotación y rechaza a poblaciones enteras del progreso del bienestar, masas que no son simplemente oprimidas o marginadas, sino más bien están “fuera” de la comunidad, “fuera” del cuerpo social. Eso es absolutamente inaceptable y debemos oponernos a eso.
Fuente: Courrier International, 16 enero de 2015 (María Serena Natale, Corriere Della Sera)
Traducción libre del francés: Dr. Christian Colombet
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Zygmunt Bauman, sociólogo, filósofo y ensayista polaco |
Existen varias lecturas para tratar de comprender el atentado contra Charlie Hebdo.
El multiculturalismo de fachada de nuestras sociedades que excluyen a los más humildes es una de esas lecturas, estima el célebre pensador Zygmunt Bauman. 14/1/2015
Superficialidad
del multiculturalismo, sumisión a las leyes del mercado que excluyen a los más
humildes y hacen de ellos “parias” del progreso socio-tecnológico, humillación
del otro. Tales son los mecanismos fundamentales que la visión vertical de Zygmunt Bauman muestra en los sucesos de
París.
El filósofo y sociólogo polaco-británico de origen judío es un gran intérprete de la modernidad, que diluye las estructuras complicadas de nuestra vida en un continuum “líquido” y de huida. “El asesinato político es una forma de violencia directamente ligada a los antagonismos humanos, difíciles de erradicar”, afirma Bauman al diario italiano Corriere della Sera.
¿En qué difiere la violencia política dirigida contra Charlie Hebdo de las otras?
Hay que subrayar una primera diferencia con los atentados del 11 de septiembre de 2001, dirigidos no contra personajes conocidos o juzgados responsables de crímenes, sino contra símbolos de poder económico y militar, el World Trade Center y el Pentágono. Atacando esos objetivos de un gran valor mediático, el asalto del 7 de enero de 2015 refleja al contrario, la conciencia pública de un deslizamiento progresivo del poder real hacia sitios donde se crean las opiniones.
Además, el ataque contra el semanario fue concebido como un acto de venganza “personal”, en boga después del pronunciamiento (fatwa) lanzado por el Ayatollah Khomeini en 1989 contra Salman Rushdie por sus Versos Satánicos. Si el 11 de septiembre de 2001 “despersonalizaba” la violencia, esforzándose en provocar el más grande número de víctimas y de acaparar la atención, el 7 de enero responde a la desinstitucionalización y a la individualización de la condición humana en nuestra sociedad. En este contexto, los que fabrican y distribuyen la información se convierten en los protagonistas del vivir juntos.
Un vivir juntos amenazado por el sentimiento de alienación que las minorías étnico-religiosas soportan a menudo en sociedades fragmentadas. ¿Cómo el caso del Islam se inserta en este mecanismo? ¿La tragedia de París, ciudad paradigma de los valores occidentales, abre un nuevo capítulo de la guerra secular entre las civilizaciones y las religiones?
Las lecturas de estos últimos días focalizadas sobre el antagonismo entre el cristianismo y el islam contienen una parte de verdad, pero no pueden abarcar la totalidad de un fenómeno complejo. El elemento decisivo para comprender las nuevas dinámicas debe ser buscado, en mi opinión, en un mundo marcado por las diásporas. El vecino con quien compartimos calles, estructuras públicas, escuelas y lugares de trabajo era todavía ayer, un extranjero lejano. Y a la inversa de lo que sucede en la dimensión virtual y en las redes “sociales”, no es posible suprimir o ignorar con un clic, diferencias casi demasiado reales, irreconciliables con nuestro punto de vista.
Las
respuestas que nosotros hemos elaborado hasta aquí, se han revelado como un
fracaso. Un multiculturalismo superficial, una fascinación por la diversidad
han invadido nuestras vidas, que se traducen en un gusto por la cocina étnica o
festivales del domingo, de simples flirts con un poco de exotismo. Variantes de
consumismo mundial en tiempos de Facebook. Un sistema que reconocía la
legitimidad de culturas diferentes de la nuestra, pero ignora o rehúsa todo lo
que ellas comportan de sagrado y de no negociable. Esa falta de un respeto auténtico se vuelve
profundamente humillante.
¿Una humillación que puede convertir explosiva la
situación social?
Es propio de la humillación, el de buscar una
manera de absolución o de reparación. Cuando eso pasa, descubrimos que las
fronteras entre quienes humillan y quienes son humillados se superponen a las
fronteras entre privilegiados y dominados. Nosotros vivimos sobre un terreno
minado, sin poder prever las próximas deflagraciones.
En ese sentido, ¿la novela “Sumisión” de Michel
Houellebecq publicada en Francia el día del atentado, es vista como justa?
“Sumisión” es la segunda gran distopía
(relato de ficción que describe un mundo utópico oscuro) de Houellebecq después
de “La posibilidad de una isla”. En
este libro, Mohammed Ben Abbes (del partido Fraternidad Musulmana) obtiene la
presidencial francesa de 2022, codo a codo, con Marine Le Pen. Una pareja está lejos
de ser fortuita. Quizás profética, si nosotros no tuviéramos éxito en invertir
el curso de una Historia que traicionó las esperanzas de libertad y de igualdad
propagadas por la democracia.
Nosotros
asistimos al aumento de un sentimiento antidemocrático en toda Europa, en una sucesión
en masa de una nueva plebe que converge hacia los dos extremos del tablero
político, atraída por las promesas de la autocracia. La palabra del Profeta
agrupa bajo su bandera a los humillados, a los marginales, a los excluidos
sedientos de venganza.
¿Cuál respuesta aportar? Ud. sostiene que la fuerza de la moral reside en la libertad consciente del “yo”, y no en el poder coercitivo de un “nosotros” impersonal. ¿El rechazo del fundamentalismo parte de allí?
En su primera Exhortación apostólica: Evangeli Gaudium (del 24 de noviembre de 2013), el Papa Francisco ha puesto el dedo sobre la gran sumisión, nuestra capitulación ante un capitalismo licencioso, desenfrenado, ciego a la miseria humana. Ustedes no encontrarán respuesta más profunda y exhaustiva a esta pregunta. El soberano pontífice denunció esta cultura de “paria”, que va más allá de la explotación y rechaza a poblaciones enteras del progreso del bienestar, masas que no son simplemente oprimidas o marginadas, sino más bien están “fuera” de la comunidad, “fuera” del cuerpo social. Eso es absolutamente inaceptable y debemos oponernos a eso.
Fuente: Courrier International, 16 enero de 2015 (María Serena Natale, Corriere Della Sera)

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